Los puntos negros (o comedones abiertos) se forman por una sobreproducción de sebo por parte de la glándula sebácea, que junto con queratina y otras sustancias, se acumula en el poro formando un tapón que se oxida al contacto con el aire, tomando así el color oscuro que los caracteriza.
¿Cómo tratarlos?
1. LIMPIEZA
En nuestro último post hablamos de la importancia de realizar una buena limpieza diaria como base de cualquier rutina cosmética. Con más razón, si tenemos una piel con tendencia a la aparición de puntos negros, no puede faltar una doble limpieza nocturna y un gel seboregulador por las mañanas.
2. EXFOLIACIÓN
El uso de mascarillas exfoliantes una o dos veces por semana nos ayuda a potenciar la renovación de las capas superficiales de la piel y la eliminación de las células muertas, evitando así la obstrucción de los poros. Los exfoliantes físicos son los que mejor funcionan en este caso, siempre que no haya lesiones inflamatorias (granos acné), en cuyo caso tendríamos que emplear enzimáticos o químicos.
3. TÓNICO PURIFICANTE
Aquellos que contienen ácido salicílico, hidroxiácidos o polihidroxiácidos en su composición son los más adecuados.
4. TRATAMIENTOS NO COMEDOGÉNICOS
Es fundamental a la hora de escoger cualquier tratamiento (hidratánte, antiedad o fotoprotector) que estemos seguros de que éste sea no comedogénico.
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